Para crear un zombie, el brujo envenena a su victima con la mezcla tóxica. Se le puede administrar en la comida, o frotándola sobre la piel. Un método común es espolvorearla alrededor de la casa de la víctima, para que ésta, al caminar descalza, la absorba a través de la planta de los pies o la respire al levantar el polvo cuando barra.
La mitad del trabajo es matar a la víctima. La otra mitad es desenterrarla. Una vez que la victima es declarada muerta, y se realizan los ritos funerarios, el bokor se dirige al cementerio y desentierra a su victima. Los sepultados no perecen asfixiados porque las fisuras de las maderas que componen sus rudimentarios ataúdes permiten el paso de un poco de aire, suficiente para abastecer unos órganos en suspensión, trabajando al mínimo de su capacidad, aunque no evita que se produzcan las secuelas de importantes lesiones. Cuando el bokor acude a desenterrar a sus zombis, los encuentra débiles y aturdidos, con signos de hipoxia y daños neurológicos.
Una vez desenterrado, el brujo les da a comer Datura (Datura stramonium), conocida también como Toloache, un potente psicoactivo en la dosis correcta, y un veneno letal en la incorrecta. La datura rompe cualquier lazo que pudiera conservar con la realidad después de haber sufrido el trauma de ser enterrado vivo, enloqueciéndolo y borrando todos sus recuerdos. El zombie no sabe que día es, donde está, ni como se llama. Permanece en un delirio psicótico semiconsciente. Son vendidos como esclavos y se les vuelve a suministrar datura en cuanto den muestras de empezar a recuperar sus sentidos y se les mata definitivamente en cuanto se vuelven demasiado viejos para seguir trabajando.
Interesante no???